sábado, 24 de octubre de 2009

Notiecológicas


La pesca agoniza en Colombia

En un futuro comer pescado será un privilegio, pues las reservas se agotan en varios puntos del mundo, sin que Colombia sea la excepción. Los pescadores del país deben ir más lejos para conseguir los peces y, lo que pescan, no se compara con la producción de años atrás. En la década de los 70 se contaba con más de 6 mil kg/km2 en biomasa de peces demersales, para la década del 2000 se cuenta con un poco menos de 3 mil kg/km2

Aunque al parecer en el mar nada cambia, su hábitat ha sufrido los estragos de la pesca indiscriminada, del cambio climático y de la contaminación. En las aguas colombianas ya se vislumbra el declive de la vida marina, evidenciado en la dificultad de los pescadores para obtener sus presas.




En una larga agonía, las especies comerciales se extinguen y son reemplazadas por las que no eran muy apetecidas. Como en un círculo vicioso, estas nuevas, tal vez, tendrán un futuro similar al de sus predecesoras, porque el estado de los hábitats es de continua degradación y, sumado a la sobrepesca, muestra un porvenir desalentador.


La costa Caribe es una muestra de la situación preocupante en que se encuentra la pesca en Colombia. Ese fue el punto donde investigadores de la Universidad Nacional realizaron un estudio que confirmó la disminución del número de peces y la dificultad de los pescadores para la captura de estos animales.

En el curso de los últimos 30 años, para el conjunto de los peces demersales (los que están en el fondo del agua, como el bacalao y el pargo), ha habido una reducción hasta de la mitad. En la década de los 70 se contaba con más de 6 mil kg/km2. Para la década del 2000 se cuenta con un poco menos de 3 mil kg/km2.

En el 2001 hubo una pequeña recuperación de la biomasa de estos peces. En los 90 fue el nivel más bajo, con menos de 2 mil kg/km2, y entre 2000 y 2001 subió a 3 mil kg/km2, lo que se explica por una crisis en la pesca de camarón.

“Como los barcos camaroneros en sus arrastres sacan una gran cantidad de pesca acompañante, esos peces demersales descansaron al menguar la pesca camaronera. Esto permitió una recuperación”, explicó el profesor Camilo García, director del estudio. Y es que por un kilogramo de camarón se pueden sacar hasta 12 kilogramos de otras especies que son botadas por la borda.

La decadencia. Una encuesta realizada entre el 2006 y el 2007 desde La Guajira hasta el Urabá, mostró la decadencia de la pesca en Colombia. La población objetivo fueron 567 pescadores con edad promedio de 48 años, de tal forma que tuvieran la posibilidad de comparar entre los comienzos de los años 90 y el presente de la situación pesquera.

Frente a la pregunta de cómo perciben el esfuerzo que deben hacer ahora para pescar, el 80,6 por ciento señaló que hoy gasta 9,9 horas al día, mientras que, anteriormente, el tiempo era de 5,6 horas diarias.

Además, el 72 por ciento sostuvo que en la actualidad debe pescar a 33 metros de profundidad en promedio, e ir más lejos de la costa. Antes pescaban a una profundidad de 17.2 metros.

Ello muestra claramente que el ecosistema marino ha sufrido un gran impacto, que le implica al pescador mayor dificultad en su labor. Y es que según la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), más del 75 por ciento de las reservas pesqueras en el mundo han sido sobreexplotadas o agotadas.



La gran paradoja es que ahora la mayoría de los pescadores recurre a la tecnología para la pesca, lo que debería facilitar su trabajo. Aún así, la captura sigue siendo inferior, comparada con otras épocas.

Hoy, el 49,9 por ciento usa motor fuera de borda; antes, solo lo hacía el 10 por ciento. Era tradicional el uso de remo y vela. De igual forma, las redes ahora son más grandes. No obstante estas ayudas, el 97,3 por ciento hoy pesca menos que antes, lo que corrobora el declive de la vida pesquera.

El escenario muestra, entonces, pescadores que a pesar de emplear más horas del día en su faena y desplazarse más lejos y más profundo, con ayudas tecnológicas e instrumentos de pesca más grandes, capturan menor cantidad de peces. Ahí radica la prueba de que la pesquería en el país está sufriendo una crisis que apenas comienza a vislumbrarse.Las especies que más empiezan a escasear son algunas de las preferidas por los consumidores: el pargo, la sierra, el róbalo y la langosta.

¿Qué está pasando? Entre las causas de la degradación del ecosistema marino están la pesca indiscriminada que incluye el arrase industrial –destructor de los hábitats–, el cambio climático y la contaminación, según afirmó el biólogo y profesor de la UN, Camilo García.

Uno de los problemas es que en el país la regulación pesquera –que debería controlar quiénes pueden pescar y en qué cantidad– no se cumple por falta de gobernabilidad, aparte de la débil base fáctica en su formulación, sostuvo el docente. Tanto así que en los últimos años el control sobre el tema ha pasado por varias manos: el Instituto de Desarrollo de los Recursos Naturales Renovables, Inderena; el desaparecido Instituto Nacional de Pesca y Acuicultura (INPA) y ahora, el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA).

En la medida en que el hábitat de los océanos se siga viendo afectado, la población humana sufrirá los efectos, pues disminuirá el número de animales marinos que constituyen una fuente de proteína importante. “La desaparición de especies sería un paso hacia la insostenibilidad de la sociedad humana”, afirmó el investigador.

También se refirió a los efectos de la contaminación, especialmente la proveniente de aguas negras, por la cercanía a las ciudades. El cambio climático es otro de los factores que influye. “La existencia de una cantidad de CO2 en la atmósfera hace que este llegue a las aguas por difusión, ocasionando cambios químicos en su composición, lo que termina influyendo en la vida animal”, expresó.

Los mismos pescadores serían víctima de la escasez, no solo por la economía de sus familias, que depende de ello, sino porque para algunos es la base de su alimentación.

En este contexto, el experto hizo un llamado para aumentar las campañas de educación, en especial orientadas a evitar la pesca indiscriminada y la contaminación. No obstante, fue claro en decir que ya hay hechos cumplidos que empiezan no solo a privar al mundo de la belleza del paisaje, sino a representar un peso social, económico y de supervivencia.

Por: Magda Páez Torres, Unimedios

Además, algo similar ocurre en los ríos, lagunas y caños, donde pescadores artesanales y aficionados no respetan las tallas mínimas, ni los límites autorizados, destruyendo el equilibrio ecológico y, capturando y matando peces no comestibles. La aplicación de la legislación ambiental para el caso es muy laxa: atarrayas, mallas y redes con las medidas inadecuadas, empleo de sustancias químicas, cemento y hasta el barbasco se emplea en la pesca; falta sensibilización y conciencia sobre la explotación de este recurso natural.


Más sobre la problemática pesquera, en:

* http://www.fao.org/newsroom/eS/focus/2004/47127/index.html
* http://es.wikipedia.org/wiki/Impacto_ambiental_de_la_pesca

Video sobre el consumo de pescado en España y pesca sostenible en: http://www.youtube.com/watch?v=bXBhZ4uXn4E&feature=player_embedded#
Fotos:
* http://www.universalocean.es/wp-content//pesca-palangre.jpg
*http://www.google.com.ar/search?client=qsb win&rlz=1R3GFRE_esCO322CO322&hl=es&q=imagenes+de+pesca

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