El pasado 12 de marzo, los ecologistas de España nos levantamos un poco más solos. Miguel Delibes se ha ido, y con él no sólo se marcha el escritor. Se nos va también uno de los baluartes más sólidos de la cultura rural de este país nuestro. Delibes evolucionó en su pensamiento, precisamente por su apego a la naturaleza, desde la tradición cazadora, hacia una profunda conciencia ecológica, que defendió abierta y públicamente.
Ilustrado con dibujos de José Ramón Sánchez, Un mundo que agoniza es una joya sin parangón, imprescindible para cualquier ecologista. El título de algunos capítulos habla por si sólo: El progreso contra el hombre, La Naturaleza, chivo expiatorio; La rapacidad humana…
Termino con un pequeño extracto de aquel texto, en el que opina sobre los ecologistas:
“Muchos jóvenes del Este y del Oeste reclaman hoy un mundo más puro, seguramente por ser ellos la primera generación con DDT en la sangre y estroncio 90 en sus huesos. Porque si la aventura del progreso, tal como hasta el día la hemos entendido, ha de traducirse inexorablemente, en un aumento de la violencia y la incomunicación; de la autocracia y la desconfianza; de la injusticia y la prostitución de la Naturaleza; del sentimiento competitivo y del refinamiento de la tortura; de la explotación del hombre por el hombre y la exaltación del dinero, en este caso yo gritaría ahora mismo, con el protagonista de una conocida canción americana “!Que paren la Tierra, quiero apearme!“
Descansa en Paz. Maestro.
Por: Juan López de Uralde, director de Greenpeace España
Foto cedida por: Huelvateca
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