viernes, 7 de octubre de 2011


¡El agua condicionará la riqueza o la pobreza de los países!

Como sentencia el dicho popular: “Sin oro podemos vivir, sin agua no”. Décadas atrás, hablar de escasez de agua o de la “guerra por el agua” sonaba más a una película de ciencia ficción que a un hecho que nos podría afectar de cerca.



El agua, siempre presente por el simple hecho de abrir una canilla o hacer girar un molino, sólo será accesible a un selecto grupo que pueda pagarla a "precios de mercado". Hace ocho años, en los albores del siglo XXI, 160 gobiernos reunidos en La Haya, Holanda, definieron el agua como una necesidad humana y no como un derecho del hombre.

Con esta definición se daba el puntapié a un nuevo conflicto que “alcanzaría en importancia” al del petróleo: el conflicto por la escasez de agua. Con respecto a este tema el ex vicepresidente del Banco Mundial, Ishmael Sarageldi sentenció: “las guerras del siglo XXI serán por el agua”. Según la revista Fortune “…el agua será en el siglo XXI el bien precioso que determine la riqueza de las naciones”.


El panorama mundial de este recurso no es muy alentador. Sólo el 2,5% existente en el planeta es dulce, o sea apta para el consumo. De ese porcentaje el 0,4 % es superficial y atmosférica.

De hecho hoy 1.500 millones de personas en el mundo no pueden gozar de agua potable, sumado a este dato preocupante, la ONU afirmó que para el año 2025 la demanda será el 56% más que el suministro.
De los 500 ríos mayores del planeta, la mitad se está secando, entre ellos el Nilo en Egipto, el Amarillo en China, el Colorado en Estados Unidos, el Ganges en la India y el Jordán en Israel y Palestina, todo por causa de obras hidráulicas tan colosales como torpes. A esto se le suma el alto grado de contaminación de mares, lagos y corrientes grandes y pequeñas debido a los desechos tóxicos.


América Latina

En América del Sur el agua dulce abunda por doquier. La región posee las cuencas de los ríos Orinoco, Amazonas y de la Plata, además de esteros, lagos, bañados, lagunas y reservorios de agua subterránea.
Continuar leyendo en:
Por: Lic. María de los Ángeles Grau 

No hay comentarios:

Publicar un comentario