domingo, 4 de julio de 2010

Ausencia de peces tiene en crisis a los pescadores de la Ciénaga Grande

La contaminación y la construcción de la carretera entre Santa Marta y Barranquilla son las principales causas.


Según Invemar, la producción anual de la Ciénaga es de 6 toneladas. Hace 30 años era de 30 o más


Antes de que la noche caiga sobre la Ciénaga Grande, recostado sobre una vieja canoa, Carlos Garizábalo remienda con paciencia un trasmallo. Sus manos fuertes atezan el nailon que pasa entre los ojos de la red, llevado por una aguja de madera que ajusta el nudo.
Después de una semana de fallidos intentos, este hombre de 73 años aún conserva la esperanza de que esta noche de luna llena, cuando zarpe en su cayuco a recorrer el espejo de agua, se enrede en su red por lo menos un gran sábalo. "Hoy tengo fe que agarro algo", dice.
De lo que pueda pasar depende su supervivencia; por eso, el viejo pescador se aferra a esa corazonada, aunque en los últimos años le ha fallado.
Y no es para menos. Desde hace cuatro días, el fogón en la casa está apagado, no hay qué cocinar, la última papeleta de café la agotó la noche anterior y siente que ya no puede abusar de sus compañeros de faena que lo han ayudado con arroz, panela y plátano, para que por lo menos pueda sostener con fuerza la ilusión.
"La ciénaga era buena, había 'pescao' por todos lados. Con sólo meter la mano se sacaba soco, lisa, mojarra rayada, róbalo, coroncoro. Hoy, todo eso se fue y ahora nos ronda el hambre", se lamenta.
Allí, en Trojas de Cataca, en medio del manglar donde encuentra montado sobre la laguna su descolorido rancho de madera sin puertas, remendado con paredes de latas retorcidas y techos de zinc oxidado, permanece el viejo Carlos sumido en sus pensamientos y tristezas, esperando que caiga la noche para salir una vez más a pescar.
"Esto está maluco, sale y no trae nada. Parece que hubieran 'espantao' a los 'pescaos'", dice acongojada Mireya, la nuera del pescador.

Un pueblo próspero
Trojas de Cataca es uno de los tres pueblos palafíticos de la Ciénaga Grande, ubicado en un rincón sobre la desembocadura del río Aracataca. Este corregimiento de Pueblo Viejo (Magdalena) tuvo sus épocas buenas, en los remotos días de abundancias, cuando la Ciénaga les proveía de todo. Hoy todo es desolación.
De los tres pueblos de la Ciénaga, Cataca era el más próspero. Pese a no tener energía eléctrica ni acueducto ni alcantarillado ni televisores en color, era un pueblo feliz.
"Tenía 184 casas bonitas, en donde vivían hasta de a cinco familias por vivienda, también estaba la estación de Telecom, iglesia, colegio", señala Juancho Lobelo, el chalupero que nos trajo hasta este lugar inhóspito.
"Salía a las 7:00 a.m. y a las 12:00 del mediodía ya estaba de regreso con el bote lleno de 'pescao'. Había corrales de pesca inmensos en donde los sábalos gigantes brincaban como buscando el cuchillo para que los abriera" complementa el viejo Carlos.
Pero la vida a los pescadores de la Ciénaga se les comenzó a torcer a mediados del siglo pasado con la construcción de la carretera entre Barranquilla y Santa Marta. La vía tapó el intercambio de agua dulce y salada. "Fue el desastre ecológico más trágico de la historia de Colombia", subraya el alcalde de Pueblo Viejo, Jaime Caballero, quien siempre ha vivido a orillas del complejo lagunar.
La situación se ve reflejada en la desaparición de algunas especies de pescados y la ostra, cuya producción era tan grande que sus conchas eran utilizadas como rellenos en las calles de Tasajera, La Isla y Pueblo Viejo, localidades de pescadores asentadas a orilla de la carretera.
Al taponamiento del intercambio de agua se sumó la contaminación, que comenzó a llegar de los ríos Fundación, Sevilla y Aracataca, que bajan de la Sierra Nevada y que en su recorrido por la zona bananera y cultivos de palma arrastran los químicos que utiliza la agroindustria.
A esta problemática, que como si se tratara de males bíblicos, los pescadores también fueron cubiertos por el manto de la violencia. A los palafitos les tocó soportar el desplazamiento de sus habitantes, quienes en el 2000 fueron victimas de la incursión de un comando de las Auc.
Todos esos males han llevado a que de las 170 casas que había en el pueblo, y unos 1.000 habitantes, hoy sólo queden 15 viviendas y menos de 10 familias, que suman 32 personas.

Por: Leonardo  Herrera D.
Enviado  Especial de El Tiempo
Bocas de Cataca (Magdalena)
Foto: Carlos Capella
Al igual,   en los caños y rios de Villavicencio por la contaminación la vida acuática es mínima o nula, es un mal generalizado en Colombia y las autoridades ambientales que opinan o hacen en favor del entorno ambiental?

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