sábado, 9 de marzo de 2013


Desechos plásticos: un asunto cotidiano y global


Aguas abajo de los centros de producción y consumo, de forma lenta y en una trayectoria inequívoca, se ha venido incubando lo que hoy aparece como un problema ambiental global emergente: la acumulación y deriva de desechos plásticos.



Por la composición de los actuales desechos en tierra, agua dulce y mar, la nuestra pasaría a la historia como la edad del plástico. Un producto que, en cientos de formas y usos, hace parte indispensable de la sociedad tecnológica y de mercado. Un informe del Programa de Medio Ambiente de las Naciones Unidas (Pnuma), basado en una revisión de cientos de referencias científicas, plantea una situación que no ha cesado de crecer y que se anuncia con mayor gravedad al sumarse al consumo ya alto de Europa y Estados Unidos —más de 100 kg de plástico por persona año— y las economías emergentes de Asia y Latinoamérica.
Si bien la sociedad es impensable hoy sin el plástico, y no se trata de estigmatizar un invento que ha traído muchos beneficios, llegó la hora de repensar nuestra relación cotidiana, a través del plástico, con el planeta. Porque el riesgo ambiental, según el mencionado informe, es alto. Los desechos plásticos menos densos que el agua, debido a las fallas en los sistemas de tratamiento y disposición de sólidos, se han venido acumulando en cinco zonas de convergencia de las corrientes en los mares subtropicales.
Son grandes basureros, e incluso algunos hablan del “continente del plástico” en el Océano Pacífico, con más de 200.000 mil unidades de desechos por kilómetro cuadrado en una “sopa” mayor que el territorio de los Estados Unidos. Mallas de pesca, botellas, objetos no identificables, entre otros, constituyen un legado de la creatividad humana del siglo XX en los mares del XXI. Más de 260 especies de aves, peces y mamíferos están siendo severamente afectadas. Aún más grave en el informe es la contaminación de microplásticos, con riesgos para la salud humana y de los ecosistemas, por bioacumulación y toxicidad con alta persistencia.
El problema generado es el resultado inesperado del éxito del plástico, por su costo relativamente bajo y, paradójico, por la relativa alta eficiencia energética en su producción. Se requiere reforzar los acuerdos mundiales y una respuesta local dirigida a mejorar la disposición y la prevención.
En especial cuando los ciudadanos sí podríamos contribuir, prescindiendo de algunos de los usos dispensables del plástico, a los que nos hemos acostumbrado o simplemente hemos sido obligados por falta de alternativas en el mercado.
Colombia, que propuso los objetivos de desarrollo sostenible, podría avanzar con una ley sobre empaques que prevenga el aumento del problema y un adecuado incentivo a la disposición y reciclaje. También es una oportunidad para el ejercicio serio de la responsabilidad empresarial, pues según el mencionado informe, son cada vez más los costos generados por el plástico que en un incompleto esquema de contabilidad van pasando a lo que debe ser asumido por lo público, o sea por todos. Llego la hora de repensar el plástico.

Por: Elespectador.com

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