“Las aves de Colombia cambiaron mi vida”
Carlos
Mario Wagner nació cerca del bosque de niebla de San Antonio, en Cali. Su
experiencia con la naturaleza lo convirtió en un amante de las aves, tanto que,
encontró en ellas una alternativa económica para que su comunidad pudiera
conservar el territorio.
Carlos Mario Wagner
es el director de la Feria Internacional de Aves de Cali.
Los
bosques a las afueras de Cali, que se cubren de neblina en las tardes, fueron
el lugar donde descubrí mi vocación. De niño junto a mis padres los recorría
con la certeza de que “algo”, estaba esperando ser descubierto. Años más tarde,
a través de los viejos binoculares de mi padre, me acerqué a las aves, seres
mágicos que con su “sutil energía” han transformado mi vida y la de muchos de
mis amigos y vecinos en la cuenca alta del Rio Cali. Este encuentro marcó mi
hoja de ruta. (Lea: El "boom" de las aves en la sucursal del cielo)
La cuenca hace parte de las áreas
naturales más biodiversas del continente y alberga una de las avifaunas más
ricas del planeta. Allí, las aves han comenzado a propiciar una nueva relación de
la comunidad rural con su territorio, una relación donde la conservación y el
desarrollo sustentable son protagonistas.
Las aves están siendo la excusa
perfecta para que la riqueza biológica de esta cuenca y de la zona rural de
Cali, sea conocida, conservada, y manejada de tal forma que traiga beneficios
directos para la población actual y para las futuras generaciones.
Desde el año 2004, la Asociación Río
Cali, una ONG local de base comunitaria viene demostrando que el turismo de
observación de aves o aviturismo, permite un uso adecuado de los recursos
naturales, a la vez que promueve acciones directas de conservación vinculando a
las comunidades locales.
El aviturismo surgió ante la
necesidad de integrar actividades económicas con la conservación de los
recursos naturales. Con el tiempo esta apuesta innovadora de turismo, ha
logrado motivar el interés por las aves y su conservación en muchas personas y
familias que, inclusive años atrás, subsistían de actividades económicas que
destruían los ecosistemas naturales de la región.
Enmarcado dentro del turismo de
naturaleza, el aviturismo se está consolidado como alternativa económica
adicional para mejorar la calidad de vida de las comunidades rurales locales,
sensibilizando a los pobladores sobre la importancia y el valor de la
biodiversidad y motivado acciones de conservación, a la vez que fomenta una
actitud crítica y reflexiva sobre el uso que se da al territorio, en especial
en la cuenca que ofrece un gran número de bienes y servicios ambientales, entre
ellos el recurso hídrico para cerca de 500.000 habitantes de Cali.
En los últimos años, pequeñas fincas
han sido adecuadas para atender a los turistas observadores de aves, áreas
boscosas privadas están siendo protegidas por sus propietarios para asegurar la
permanencia de las aves en su hábitat natural, y cada vez más personas,
especialmente jóvenes, se interesan por las aves y su conservación, algunos de
ellos trabajan ya como guías especializados en tours para la observación de
aves.
Cali y su zona rural se están
mostrando al mundo como destinos para la observación de aves. Sin embargo, las
áreas naturales corren riesgo, debido a complejos procesos sociales y
económicos que dan como resultado la invasión de tierras forestales para
actividades agrícolas y pecuarias, la extracción de madera y actividades
mineras ilegales que traen como consecuencia la contaminación de los suelos y
de las fuentes hídricas. Muchos pequeños agricultores en los últimos años han
colonizado tierras en zonas no permitidas, y más recientemente se ha presentado
la densificación de viviendas en áreas de vocación forestal, lo que afecta
directamente los ecosistemas boscosos y su biodiversidad.
Ante este panorama, se resalta la
importancia de los esfuerzos que algunas comunidades locales están realizando
para propiciar y fortalecer alternativas económicas ligadas con la conservación
de los recursos naturales. Es entonces imperativo que las entidades de gobierno
fomenten políticas públicas que estimulen la conservación y la gestión del
territorio hacia actividades económicas con impacto ambiental positivo. El
aviturismo bien desarrollado puede ser una de esas alternativas.
No es descabellado pensar que en un
futuro cercano la zona rural de Cali sea epicentro del turismo de naturaleza,
teniendo a las aves como uno de sus grandes atractivos, y que las comunidades
locales sean custodias, veedoras y beneficiarias directas de un turismo
responsable donde la conservación, la educación y el desarrollo rural
sustentable sean pilares. Que el territorio, gracias a las aves, sea un espacio
de conciencia colectiva para fomentar una cultura ambiental basada en el
conocimiento, la valoración y el compromiso de la sociedad.
Impulsar
estas apuestas ha sido el norte de la Asociación Rio Cali,
entidad que organiza la Feria Internacional de Aves de Colombia, Colombia
BirdFair, que, se realizara por cuarta ocasión del 16 al 18 de febrero en la
ciudad de Cali, propiciando una gran dinámica en torno a las aves y el
grato encuentro entre observadores de aves de todo el mundo.
Por: Carlos Mario Wagner
Director
Colombia BirdFair
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