viernes, 17 de junio de 2011

Páramos, paraísos de niebla y agua


Una montaña tapizada por hierba, musgo y frailejones con hojas grisáceas que contrastan con la espesa niebla blanca es el escenario de una de las historias de los investigadores de la UN en los páramos del país.
Aquel lugar inhóspito, hogar de venados, osos de anteojos, dantas de montaña, conejos y sapos, entre otros animales, es uno de los paisajes característicos de los páramos andinos, ubicados por encima de los 2.800 metros sobre el nivel del mar (msnm) y ampliamente distribuidos en la región.
Han sido materia de estudios científicos por parte del Grupo de Investigación Hidrología y Modelación de Ecosistemas de la UN en Medellín, con el fin de conocer la verdadera importancia que tienen para los humanos. Así, confirmaron que aparte de bellos, estos sitios son ¡los campeones del agua!
El páramo de Chingaza (entre Cundinamarca y Meta) produce el 63% del agua que consume Bogotá, es decir, de 3,4 a 4,5 m3 por segundo. Entretanto, el páramo de Guerrero (en el departamento de Cundinamarca, a unos 40 km de Bogotá) aporta toda el agua a la ciudad de Zipaquirá y su zona aledaña, más el sistema de riego de esa región que es altamente agrícola y ganadera.
Del páramo de Belmira (situado en el municipio que lleva el mismo nombre) se toma el agua para la represa de Río Grande, una de las que surte a la ciudad de Medellín. Su contribución es de entre 20% y 30% del total para la capital antioqueña; el restante es generado por otros embalses como La Fe y Piedras Blancas.
Estos paraísos, de los cuales Colombia cuenta con casi el 60% de los páramos en toda la Región Andina, existen también en países como Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia y, en menor proporción, en Costa Rica. Hasta en Kenia y Etiopía (África) hay registro de ellos. Pero hoy están amenazados por alteraciones en los usos del suelo −como cultivo de hortalizas y legumbres−, actividades mineras y el cambio climático, situaciones que, según los investigadores de la UN, de perpetuarse, disminuirían notablemente el preciado líquido que emana de ellos.
la alerta no es para menos si se tiene en cuenta que en ciudades como Quito los páramos de Papallacta y Antisana, que rodean la capital ecuatoriana, aportan el 100% del agua que consumen sus habitantes.
En Colombia, algunos de los estudios de la UN se concentraron en tres distintos ambientes de humedad que presentan los páramos: extremo, es decir, seco a relativamente seco (con 1.400 mm de lluvia al año en promedio), en Belmira (Antioquia); intermedio (2.600 mm/año), en Guerrero (Cundinamarca), y extremo húmedo (3.600 mm/año), en Chingaza – Sumapaz. La temperatura promedio de estos páramos es de 12 ºC, pero su oscilación diaria varía entre -2 ºC y 24 ºC, especialmente en los periodos de verano.
La iniciativa de la investigación es liderada por el profesor Conrado Tobón de la UN. "Desde el 2005 nos trazamos un amplio programa de lo que íbamos a estudiar. Nos dimos cuenta de que los páramos en Colombia y en los otros países ofrecen un amplio rango de humedad que va desde los muy húmedos, que reciben alrededor de 4.000 mm de precipitación al año, hasta los relativamente secos, que presentan alrededor de 800 mm al año".
El grupo de investigación se concentró en varios puntos, entre ellos el funcionamiento hídrico de estos ecosistemas, el efecto de la frecuencia de la niebla y las problemáticas de la alteración en los usos del suelo y el cambio climático que amenazan con acabarlos.
En Matices. Historias detrás de la investigación se recoge un capítulo especial sobre la experiencia de estos exploradores en los páramos de Colombia, y los hallazgos que han dejado los trabajos realizados por científicos enamorados de sus paisajes.
Por: Versión Digital: http://historico.agenciadenoticias.unal.edu.co/matices/ No. 28

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