martes, 12 de marzo de 2013



DÍA MUNDIAL DEL AGUA, marzo 22




LEMA

 Año internacional de la cooperación en la esfera del agua




Los problemas relacionados con el agua pueden 

desestabilizar comunidades


Este 2013 se celebra el Año Internacional de la cooperación en la esfera del agua. Esta serie de artículos de Un Mundo de Ciencia evocan algunos casos de éxito –y de fracaso– en materia de gestión de los recursos hídricos compartidos que pueden hacer diferente la vida de los ciudadanos.


Actualmente en el río Mekong hay tres represas y otras dos en construcción.
En la historia de la violencia relacionada con el problema del agua se dan incidentes entre tribus, usuarios del agua, poblaciones rurales y urbanas y estados o provincias. En algunas investigaciones se dice incluso que la probabilidad e intensidad de la violencia aumenta de manera inversamente proporcional a la posición en la escala geográfica. En todo el mundo, los problemas locales relacionados con los recursos hídricos giran en torno a valores esenciales que a menudo se remontan a varias generaciones. Tanto los regantes como las poblaciones indígenas y los ecologistas consideran que el agua está ligada a su estilo de vida, cada vez más amenazado por los nuevos usos que se le dan, en beneficio de las ciudades y como fuente de energía.
Los conflictos internos en torno al agua han ocasionado peleas entre los usuarios de las partes superior e inferior de la cuenca del río Cavery en la India y entre los aborígenes norteamericanos y los colonos europeos. En 1934, el Estado de Arizona, sin salida al mar, quiso dotarse de una armada (consistente en un transbordador) y envió su milicia estatal a detener la construcción de la represa y el proyecto de trasvase de agua del río Colorado.
Continuar leyendo en: http://www.unesco.org/new/es/natural-sciences/resources/periodical/a-world-of-science/vol-11-n-1/in-focus-water-cooperation/local-instability/ 



Algunas recomendaciones para ahorrar AGUA

·        1. El agua de cocer alimentos se puede utilizar para regar las plantas.

·        2. Para regar las plantas, el mejor momento es la última hora de la tarde.

·         3. Arrojar residuos a los caños, ríos o mares es sinónimo de un ser insensible con la naturaleza.

·         4. Siembre plantas nativas, requieren menos agua y cuidados.

·        5. Repare inmediatamente LAS FUGAS, 10 gotas de agua por minuto son 2.000 litros de agua  desperdiciados al año.

·         6. Mientras se enjabona cierre el grifo, ahorrará mucha agua y su cuenta se reducirá; INTÉNTALO.

·         7. CIERRE EL GRIFO MIENTRAS LAVA LOS ALIMENTOS, utiliza un recipiente. Al terminar, esta agua se puede aprovechar para regar las plantas.

·        8. Cierre el grifo mientras cepilla sus dientes.

·         9. Mantenga la ducha abierta sólo el tiempo necesario.

·         Sin agua no hay vida, es tarea de todos conservar, cuidar y mantenerla: NO a la tala del bosque y contaminación residual.      


               LAS NEVERITAS: Donde no hay agua, no hay nada que contar






sábado, 9 de marzo de 2013


Desechos plásticos: un asunto cotidiano y global


Aguas abajo de los centros de producción y consumo, de forma lenta y en una trayectoria inequívoca, se ha venido incubando lo que hoy aparece como un problema ambiental global emergente: la acumulación y deriva de desechos plásticos.



Por la composición de los actuales desechos en tierra, agua dulce y mar, la nuestra pasaría a la historia como la edad del plástico. Un producto que, en cientos de formas y usos, hace parte indispensable de la sociedad tecnológica y de mercado. Un informe del Programa de Medio Ambiente de las Naciones Unidas (Pnuma), basado en una revisión de cientos de referencias científicas, plantea una situación que no ha cesado de crecer y que se anuncia con mayor gravedad al sumarse al consumo ya alto de Europa y Estados Unidos —más de 100 kg de plástico por persona año— y las economías emergentes de Asia y Latinoamérica.
Si bien la sociedad es impensable hoy sin el plástico, y no se trata de estigmatizar un invento que ha traído muchos beneficios, llegó la hora de repensar nuestra relación cotidiana, a través del plástico, con el planeta. Porque el riesgo ambiental, según el mencionado informe, es alto. Los desechos plásticos menos densos que el agua, debido a las fallas en los sistemas de tratamiento y disposición de sólidos, se han venido acumulando en cinco zonas de convergencia de las corrientes en los mares subtropicales.
Son grandes basureros, e incluso algunos hablan del “continente del plástico” en el Océano Pacífico, con más de 200.000 mil unidades de desechos por kilómetro cuadrado en una “sopa” mayor que el territorio de los Estados Unidos. Mallas de pesca, botellas, objetos no identificables, entre otros, constituyen un legado de la creatividad humana del siglo XX en los mares del XXI. Más de 260 especies de aves, peces y mamíferos están siendo severamente afectadas. Aún más grave en el informe es la contaminación de microplásticos, con riesgos para la salud humana y de los ecosistemas, por bioacumulación y toxicidad con alta persistencia.
El problema generado es el resultado inesperado del éxito del plástico, por su costo relativamente bajo y, paradójico, por la relativa alta eficiencia energética en su producción. Se requiere reforzar los acuerdos mundiales y una respuesta local dirigida a mejorar la disposición y la prevención.
En especial cuando los ciudadanos sí podríamos contribuir, prescindiendo de algunos de los usos dispensables del plástico, a los que nos hemos acostumbrado o simplemente hemos sido obligados por falta de alternativas en el mercado.
Colombia, que propuso los objetivos de desarrollo sostenible, podría avanzar con una ley sobre empaques que prevenga el aumento del problema y un adecuado incentivo a la disposición y reciclaje. También es una oportunidad para el ejercicio serio de la responsabilidad empresarial, pues según el mencionado informe, son cada vez más los costos generados por el plástico que en un incompleto esquema de contabilidad van pasando a lo que debe ser asumido por lo público, o sea por todos. Llego la hora de repensar el plástico.

Por: Elespectador.com

miércoles, 6 de marzo de 2013


Minería del níquel en Córdoba: entre el oro y la miseria


Entre el oro y la miseria


La prórroga a la firma que explota el metal de Cerro Matoso viola hasta la Constitución Nacional.

Pueblo de mina, pueblo de ruina. (Proverbio de los mineros chilenos).
Montelíbano, tierra de oro y penurias, queda en las colinas ondulantes que se extienden al sur de Córdoba, cerca de los límites con Antioquia. En 1981 el pueblo tenía doce mil habitantes dedicados a una modesta ganadería de leche y carne, a la pesca en ríos y ciénagas, lo mismo que a las faenas del campo en fértiles parcelas que producían maíz, yuca, ñame.

Entonces llegó la compañía minera seguida de su aluvión humano: advenedizos, aventureros, cazadores de fortuna. Ahora, treinta años después, Montelíbano tiene 87.000 habitantes. Su población ha crecido más de siete veces desde entonces, lo que significa, por aterrador que parezca, que se ha duplicado cada cuatro años. El motivo tiene nombre propio: los yacimientos de níquel de Cerro Matoso, a veinte kilómetros del casco urbano. La eterna historia de la quimera del oro.
Lo malo es que con el níquel también llegaron las plagas bíblicas: rasquiñas, dermatitis, ojos irritados, abortos, el cáncer, asma, artritis, la invalidez física, los infartos del corazón, niños que nacen con los dedos torcidos. La peste no distingue entre raizales y forasteros.
Flechas es la aldea más próxima a la mina. Está apenas a 800 metros. La llaman así porque sus vecinos, indígenas zenúes que han sobrevivido a tantos exterminios, se dedican a cultivar una fibra conocida como cañaflecha, con la que se fabrican los célebres sombreros de vueltas, que ahora se llaman vueltiaos y que son falsificados en China. Flechas es tan pequeño que solo tiene dos calles y 520 habitantes. En el año 2011, según certificados médicos, hubo en el pueblo 36 embarazos, de los cuales catorce terminaron en abortos involuntarios. El 39 por ciento, ni más ni menos. Mucho me temo que es la tasa de abortos más alta del mundo. Los expertos podrán comprobarlo.
Continuar leyendo en: 
http://www.eltiempo.com/colombia/caribe/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-12643944.html 
Por: Juan Gossaín. El tiempo.

domingo, 3 de marzo de 2013


El ocaso de los nevados


El deshielo de las cumbres es hoy irreversible; es una realidad que obliga a adoptar una estrategia seria para reducir el daño tanto como sea posible.

Los nevados del país son gigantes que deslumbran. Transforman el paisaje en cualquiera de nuestras cordilleras, son elemento clave en los ecosistemas en los que se insertan, además de ser destino turístico de caminantes y escaladores. Pero la suerte de tenerlos hoy contrasta con su ya inevitable ocaso.
Así lo acaba de dejar muy claro el IDEAM. Un estudio inédito de la entidad, el más importante hecho en el país y que se transformó en el libro Glaciares de Colombia, más que montañas con hielo, indica que hemos perdido el 57 por ciento de esas porciones congeladas en los últimos 30 años. Y, según esta tendencia, el escenario más probable es el de que todos los nevados del país desaparezcan antes de 30 años.
En 1850, Colombia tenía 17 grandes áreas cubiertas con nieves perpetuas, de las cuales hoy sobreviven solo seis. Pasamos de tener 374 kilómetros cuadrados de glaciares en esa época a solo 45 -que hoy sobreviven casi de milagro-, una pérdida del 84 por ciento, que comenzó a acelerarse, como en ningún momento de la historia, desde 1980. La emblemática sierra nevada de El Cocuy, entre Boyacá y Arauca, se derrite a pasos agigantados. Más dramática es la situación que hoy presenta el noble Santa Isabel, que ya perdió cerca del 94 por ciento de sus copos de nieve. Cada año se esfuma de sus laderas entre el 3 y el 5 por ciento del hielo, retroceso que también es evidente en la sierra nevada de Santa Marta y en los nevados del Huila, el Tolima y el Ruiz.
Continuar leyendo en http://www.eltiempo.com/opinion/editoriales/el-ocaso-de-los-nevados-editorial-el-tiempo_12629510-4
Por. Editorial El Tiempo